miércoles, 9 de noviembre de 2016

Lago Baikal



          En la zona sur de Siberia se encuentra un lago completamente diferente a cualquier otro de nuestro planeta. En el duro desierto siberiano se encuentra el enorme lago Baikal, el lago más profundo y más antiguo del planeta, también conocido como el “Ojo azul de Siberia” o “La Perla de Asia”. Es un lugar majestuoso, no sólo impresionante por sus aguas profundas, sino también por sus misterios, que durante mucho tiempo han sido el epicentro de una gran variedad de acontecimientos extraños e inexplicables.
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Una breve visita al lago Baikal

El lago Baikal se formó dentro de una profunda división creada por el movimiento tectónico de las fallas. Se encuentra en la región rusa de Siberia, entre Óblast de Irkutsk y la República de Buriatia. Con sus 1.680 metros de profundidad y con una superficie de 636 km de largo y 80 km de ancho es el lago más profundo del mundo y el séptimo con la superficie más grande. El lago es tan grande y tan profundo que tiene el 20% del agua dulce no congelada del mundo. Y sin olvidar que con sus 25 millones de años, el lago Baikal es también considerado como el lago más antiguo del mundo. El lago no es solo conocido por su tamaño, sino también por su sorprendente agua cristalina y su biodiversidad. En el lago Baikal hay una gran variedad de especies que no se encuentran en ningún otro lugar de la Tierra, ganándose así el apodo de “Las Galápagos de Rusia” y designado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996.


La misteriosa criatura

Dejando aparte este pequeño recorrido por el lago Baikal, debido a su remota localización, su majestuosidad y su antigüedad, quizás no sorprenda que el lago Baikal tenga una larga historia de extraños sucesos, leyendas, mitos y folclore. Algunas de las historias son tan antiguas como su propia creación, como la presencia de un misterioso monstruo temido por los lugareños.

Los nativos de Buriatia llaman a la criatura “Lusud-Khan o Usan-Lobson Khan”, que se traduce como el “Dragón Maestro del agua”, y se dice que se asemejan a una especie de esturión gigante, con un hocico prominente y con un gran lomo. En los tiempos modernos, hay informes de pescadores que han afirmado ver grandes criaturas en la superficie o grandes formas oscuras surcando las cristalinas aguas, pero las historias en el lago se remontan cientos de años atrás. Exploradores chinos también dijeron haber visto estas enigmáticas criaturas, refiriéndose como a ellas como “dioses del lago” o “peces dragón”.



Misteriosas desapariciones


Otro misterio en el lago Baikal que no tiene nada que ver con monstruos marinos, ovnis o extraterrestres son los informes sobre la desapariciones de barcos. El 16 de junio de 2011, el barco Yamaha partió de una aldea en la zona Kabansk de Buriatia con una experimentada tripulación de cuatro personas para poner a prueba un nuevo motor, pero nunca regresó. Se informó que la tripulación eran todos los marineros experimentados, sin embargo, el contacto con el barco se perdió poco después de su salida justo después de que apareciera una repentina e inexplicable niebla. Cuando la niebla se desvaneció, el barco Yamaha ya había desparecido. Aunque el barco tenía sistemas novedosos en comunicaciones, ni el barco ni su tripulación pudieron ser localizados. Pero lo más extraño fue que las condiciones en el lago eran perfectas. ¿Qué fue lo que pasó con el barco Yamaha y su tripulación? Nadie lo sabe.

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Un vistazo a su interior

Hay quien se pone nervioso cuando navega por el lago Baikal debido a que sus aguas cristalinas permiten ver hasta 50 metros (150 pies) de profundidad, como si no hubiera nada de por medio. La calidad del agua está a cargo de un ejército de cangrejos minúsculos llamados episura que la filtran, lo que elimina las algas y bacterias que enturbian muchos lagos. En la tarea también colaboran múltiples especies de crustáceos que deambulan devorando desechos orgánicos que de otro modo se descompondrían. El agua alcanza tal pureza que hace unos veinte años, cuando se recogió una muestra para analizarla, fue el recipiente de vidrio el que la contaminó.

Las aguas del lago no solo son célebres por su transparencia, sino que, además, poseen un alto contenido de oxígeno. En otros lagos que también son profundos, este gas suele disminuir a cierta profundidad, lo que obliga a la mayoría de la vida acuática a concentrarse en aguas relativamente someras. En el Baikal, sin embargo, las corrientes verticales y horizontales que lo cruzan mezclan las aguas y les aportan oxígeno hasta a las más profundas. El resultado es que todo el lago bulle de vida.

Este lago también es famoso por el omul, un sabroso pescado blanco del Ártico muy apreciado por los lugareños. Además, es el hogar de otros seres raros, e incluso extravagantes, como organismos unicelulares que viven en la arena o un tipo de gusano platelminto (de cuerpo plano) que llega a medir más de 30 centímetros (un pie) y se alimenta de peces. Otro de los pobladores es el golomianka, un pequeño pez endémicodel Baikal que quizás sea el más insólito de todos.

Se trata de un pez translúcido que despide destellos iridiscentes. Vive cerca del fondo y es vivíparo, es decir, pare crías vivas. Un tercio de su organismo consiste en grasa, rica en vitamina A. Es capaz de soportar grandes presiones a profundidades de entre 200 y 450 metros (700 y 1.600 pies); pero cuando se le pone al sol, se derrite y se convierte en espinas y grasa. El golomianka es el plato favorito de tal vez el residente más célebre del lago: la nerpa, o foca del Baikal, la única foca que vive exclusivamente en agua dulce.
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Las estaciones

Durante cinco meses, el lago está cubierto por una capa de hielo que puede alcanzar a finales de enero más de un metro (más de tres pies) de espesor. El hielo presenta una especie de vetas, como si fueran las de un mosaico, y refleja la luz solar igual que un espejo. A simple vista parece bastante frágil, pues es tan diáfano que cuando se camina por él, se ven las rocas del fondo. Sin embargo, el hielo tiene normalmente una resistencia increíble. Hace un siglo, en la guerra ruso-japonesa, el ejército ruso tendió durante el invierno las líneas de un ferrocarril sobre la gélida capa y logró transportar 65 locomotoras.

Desde fines de abril hasta junio, el hielo se parte produciendo crujidos atronadores. Los continuos sonidos de esta temporada componen lo que los locales llaman la “sinfonía del hielo”. El naturalista Gerald Durrell escribió que el hielo “tintinea como campanillas [y] ronronea como una cesta de gatos”. En cuanto se caldea el ambiente, el viento y las olas arrastran los témpanos a la orilla, donde se amontonan centelleantes.

Cuando las aguas quedan despejadas, reaparecen los patos, gansos, cisnes cantores, garzas reales y otras aves. Algunas especies, como el mirlo acuático, pasan el invierno en la cabecera del Angara, la única parte del lago que no se congela.

Quienes visitan el Baikal en junio tienen la posibilidad de ver familias de osos rondando por la orilla en busca de larvas de frigánea, que pululan por millares en las rocas. Los osos, felices, las capturan con la lengua, ajenos al zumbido de los insectos adultos que los rodean. Un sinfín de otros animales acuden al lago durante esta época atraídos por el frenético festín.

Al comienzo de la primavera y del verano tiene lugar una breve proliferación de algas, lo que proporciona alimento a los pequeños crustáceos y un tinte verdoso al agua. Ahora bien, el resto del año, las aguas del Baikal se ven de color turquesa en la orilla, mientras que lago adentro se ven de un azul intenso, el mismo color del mar.

Meses después, las tormentas hacen su aparición. El otoño trae consigo vientos que a veces descienden sobre la superficie del lago con fuerza huracanada. Son capaces de tornar en un santiamén las plácidas aguas en olas furiosas de entre 4 y 6 metros (15 y 20 pies). Hay constancia de que incluso en otras épocas del año los vientos han hundido grandes barcos de pesca y de pasajeros.

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